por Andrés Muñoz, arq
La ciudad, cual maqueta escala uno en uno, viene siendo decorada por una nueva moda. Aparecieron en los últimos años vegetaciones que crecen a contrasentido de su propia naturaleza y adheridas como pantallas decorativas en edificios de viviendas y en locales comerciales con el único fin de gritarle al mundo su supuesta sustentabilidad.
Pensemos sino en las propuestas “paisajísticas” de inclusión de” verde” que realiza el propio Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a través de, por ejemplo, los bolsones peatonales verdes, esos falsos rectángulos de plástico atados con precintos a una reja en algunas de las principales esquinas de la ciudad. De hecho, hasta el momento, se intervinieron el 70% de los bolsones de las esquinas de la Ciudad.
Estos bolsones peatonales fueron instalados desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño con el objetivo de seguir embelleciendo la Ciudad. Al momento de tomar la decisión de materializar un cerco vivo de plástico, principalmente se evaluaron los beneficios que brindaban al medio ambiente, ya que son fabricados por material reciclable.
Los cercos artificiales están confeccionados de polietileno de alta densidad reciclable y cuentan con efecto retardante al fuego. Además aportan al ahorro hídrico, energético y facilitan la eliminación de pesticidas.
Uno podría argumentar un trabajo con la lógica de la economía circular que consiste en aprovechar cada material recuperado, transformarlo y devolverlo a la industria para su reutilización. Bajo esta premisa, el año pasado el Gobierno de la ciudad también instaló tapas para sumideros y bocas de registro del sistema pluvial realizadas con material plástico recuperado.
Sin embargo, el verdadero sentido de sumar verde a un espacio urbano, en su faceta más superficial, tiene que ver con el paisaje pero también con las condiciones ambientales. El aumento de especies arbóreas produce una mejora de la calidad del aire y contribuye a disminuir la temperatura… ¿qué mejora produce un pedazo de plástico que además se va perdiendo y desarmando? ¿qué confusión genera al imitar lo sustentable?
Pocas respuestas aún para una falsificación del espacio público de la ciudad en continuo avance.
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