por Victoria Baeza, arq

“Hola, Neo.
Soy El Arquitecto.
Yo creé Matrix.
He estado esperándote”
Ya en la primera entrega, cuando Neo, aún John Anderson, está en la sala de interrogatorios, l@s Wachowski presentaron la escena con el enigmático plano de unos monitores. Hasta la secuela no descubrimos que se trataba del punto de vista de El Arquitecto, que no pierde ni un segundo en presentarse como el creador de Matrix. Y, por tanto, como Dios o una cierta idea binaria de Dios, al menos. El Arquitecto le echa en cara a Neo su condición humana, estableciendo desde el principio que él no es un hombre sino un programa informático con complejo de Dios y capacidad para autoreplicarse. Es el diseñador del software, pero al mismo tiempo también es software. Su misma forma de hablar parece subrayar su escasa necesidad de hacerse pasar por un humano, al contrario que el resto de programas que Neo ha conocido en Matrix. El Arquitecto se expresa a través de largas cadenas de razonamiento, conectadas entre sí por marcadores del discurso casi siempre en latín. Así nos advierte de antemano que va a ser algo difícil comprenderle. Al fin y al cabo, nuestro cerebro es simplemente humano….