AER Córdoba | Cubero Rubio

AER Córdoba | Cubero Rubio

El conjunto se compone de 11 plantas que se destinan para los diferentes usos, situados al frente y al contrafrente del edificio y que están vinculados por un núcleo circulatorio central. El volumen se articula mediante un vacío generado por un patio de aire y luz que dota a las unidades funcionales de los niveles de iluminación y ventilación necesarias. El conjunto dispone de 34 unidades, una planta baja con local comercial y un sector de amenities en las últimas dos plantas.

Rodeado de dos vecinos de una y dos plantas, la obra incorpora sus medianeras como un elemento que aporta valor al espacio urbano. Un juego de volúmenes salientes acompañan la superficie del muro medianero que al recibir la luz solar va generando un recorrido lúdico de sombras, incorporando a los transeúntes en esta especie de diálogo que la obra propone.

Las tipologías que componen el conjunto se organizan entendiendo el modo de habitar contemporáneo, permitiendo la flexibilidad de usos y trasladando los rituales domésticos al ámbito urbano. La maleabilidad que estos espacios proponen, permiten usos como vivienda, estudios profesionales y otros usos combinados. La generación espacial se concibe a partir de nociones conceptuales como el movimiento, las conexiones interespaciales, la privacidad y la jerarquía espacial.

La idea principal de este proyecto se ha basado en la simplicidad, la estandarización y la legibilidad del espacio para aumentar la comodidad de los usuarios.

La arquitectura no pretende ser ostentosa, por lo que toma al entorno y genera con él, un intercambio. El uso de materiales nobles como el hormigón, el vidrio y el acero le otorgan al conjunto un diseño moderno, descontracturado sin ser disruptivo con lo que lo rodea. El uso de estos materiales conocidos por todos hacen que el conjunto sea altamente aprehensible.

La fachada se compone de un conjunto de parasoles que se ubican de manera rítmica y alternada según los distintos pisos. Estos elementos funcionan como un tamiz y, otorgan simultáneamente variaciones en iluminación natural y privacidad hacia el interior de cada departamento.

A través de los retiros que se van generando en los últimos pisos, los usos comunes alojados en estos espacios pudieron ser dotados de grandes expansiones, generando así que el remate se desmaterialice mimetizándose con el perfil de la ciudad.

La pileta de uso común ubicada en la décima primera planta, y el modo en que integra las visuales de la ciudad como un elemento propio permiten hacer de éste un espacio donde se pueda detener la vertiginosidad de la vida actual. Un respiro, una pausa, un oasis urbano.

El núcleo circulatorio principal inicia en la planta baja como una escalera lineal de gran impronta que acompaña la estética y proporciones concebidas en este espacio. Se dota de expresión y simbolismo a este elemento que baja hasta el acceso de manera desarticulada con el resto del núcleo para invitarnos a recorrer el resto del edificio.

Las unidades del conjunto se definen mediante una imagen sintética, de líneas simples y de características depuradas. Los balcones están concebidos como un interludio necesario del movimiento y el bullicio propios de una avenida. La trama de filtros metálicos determina no sólo una característica formal y visual, sino también una herramienta eficaz para el control de la relación del interior con el complejo espacio urbano. Estos elementos constituyen un recurso expresivo que permitió potenciar las cualidades espaciales de la obra, transformando los balcones en espacios contenidos y serenos.