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La Casa en La Rufina se asienta sobre un terreno de 1100 m2, ubicado en camino a las Sierras Cordobesas en la localidad de la Calera. Por estar sobre una loma, que mira hacia un valle propio de ese barrio, el terreno presenta un desnivel de 15 metros entre frente y fondo, con una orientación noroeste al frente. Esta es una característica que comparte con otros terrenos del barrio.
Este desafío fue el punto de partida para el desarrollo de proyecto, que evitó conscientemente la excavación de la ladera para encontrar un terreno plano como modo de mantener la topografía natural intacta. Por ese motivo se resolvió que el plano principal se resolviera “suspendido”, en realidad apoyado sobre un piso más pequeño, de servicios, que permite nivelar, dejando “pasar la montaña por debajo” al decir de los arquitectos responsables del proyecto.
El volumen arquitectónico de la Casa en La Rufina se resuelve rectangular, suspendido, dejando por debajo un espacio que es aprovechado como cochera, lavadero y espacio tipo semicubierto. Sobre el plano principal se propuso un ingreso por el sector izquierdo a través de una escalera con un pequeño hall de ingreso, también semicubierto, desde donde se accede al estar comedor, y al que le hace de parasol. Los dormitorios se organizaron hacia el frente, aprovechando las mejores orientaciones y visuales, en el contrafrente se dispusieron, cocina, baños y vestidor.
Las envolventes se plantearon en hormigón visto, con pliegues que arman parasoles para controlar el impacto de la radiación solar, especialmente durante el verano, haciendo viables las grandes superficies vidriadas propuestas.
En el interior de la casa en La Rufina se buscó contraponer lo extremadamente rústico del hormigón visto sin curar de las envolventes (donde hasta se ven los áridos y la mezcla como asentándose) con la tabiquería interior, blanca y de terminación pulida, y un piso blanco de microcemento, que no llega hasta la losa separándose apenas lo suficiente para generar tensión entre ambos materiales.
Sobre la escalera interior, un volumen revestido en madera da un toque de calidez al interior junto a las carpinterías, del mismo material.
En lo constructivo, el proyecto se apoya sobre diez columnas que conforman la estructura de la vivienda, que están dispuestas de manera que arman una trama de vigas invertidas capaces de sostener pequeñas losas macizas. De esta forma el aspecto inferior de la losa se ve de hormigón visto y sin vigas colgadas. La disposición particular de las losas genera espacios tipo piletones que se rellenaron con telgopor, que resuelven el problema de la aislación térmica inferior que se produce debido a que el piso que se encuentra volando y en contacto con el exterior.