En un entorno indefinido, urbano y periférico, el Palacio de Congresos y Exposiciones Vegas Altas de Villanueva de la Serena, en Badajoz, ocupa el primer campo de cultivo, o tal vez el último, en una tierra que es a la vez urbana y periférica. La propuesta arquitectónica pretende por un lado, destacar esta condición atemporal e icónica de edificio, que se resuelve en un cubo, como un edificio exento, flotante en la campiña, como un atado gigantesca de paja ante un horizonte plano. Por otro lado, es un edificio que se esconde a su condición urbana enterrándose.
Esto es así porque el programa se desarrolla en un anillo semienterrado que se adapta al terreno y a los límites de la parcela, donde franjas de vegetación y lucernarios dibujan su superficie, buscando en esta operación desdibujar su carácter de edificio y pasar a ser campo. Por otro lado, el volumen cúbico que absorbe la caja escénica, se eleva con rotundidad. El edificio dispone, por esta operativa proyectual, de un auditorio principal con capacidad para 800 espectadores y una sala secundaria con capacidad para 275 espectadores, pudiéndose utilizar ambas al mismo tiempo o elegir entre una u otra en función de la asistencia esperada y la naturaleza del evento. El auditorio principal puede utilizarse como auditorio de música, teatro, congresos y conferencias y proyecciones. El auditorio menor, para conciertos de música de cámara, teatro y conferencias. Ambos se ubican en la zona enterrada, junto a una sala de exposiciones y las zonas de instalaciones.
A su vez el cubo aloja en su planta baja los accesos, la boletería, la administración, y en pisos superiores las salas de ensayo y el restaurante que, situado en el último piso, busca convertirse en lugar de referencia para toda la ciudad. En general se sitúan en el cubo los usos suceptibles de ser utilizados en horarios diferentes al resto del edificio.
Esta doble operación permite dotar de amplios espacios verdes públicos a la ciudad al enterrarse la mayor parte del programa de las salas, generando un gran parque público, una zona de estacionamiento y una plaza seca inclinada que sirve tanto de acceso al complejo como de auditorio al aire libre para actividades alternativas. “El jardín es la verdadera fachada del Palacio de Congresos y Exposiciones”, cuentan sus autores.
El acceso al edificio semienterrado es un espacio con gran relación con el exterior. Por su configuración puede ser usado para múltiples propósitos, como sala de exposiciones temporales, recepciones y clausuras de congresos, charlas y pequeñas conferencias. Los propios pilares de este espacio arquitectónico pueden funcionar como soporte expositivo. Existe un dilatado espacio público continuo conformado por el vestíbulo de entrada y la sala de exposiciones, con los auditorios en cada extremo, que se unen cerrando el anillo con un área de servicios de escena e instalaciones.
El edificio busca en su superficie superior ser mimético con un entorno natural árido. La fachada del cubo es una piel estructural de hormigón armado con una geometría de huecos compleja, velada parcialmente y sobre todo durante el día por una segunda piel, separada entre 1 y 1,5 m de la primera, realizada con maromas (enormes trenzas de paja) dispuestas horizontalmente y sostenidas mediante una subestructura metálica. Por la noche los huecos se pueden ver más claramente, gracias a la iluminación interior, acentuando la condición icónica referencial del edificio. En todas las zonas donde el hormigón queda visto (fachada del cubo, cubiertas de auditorios y sala de exposiciones) se lo dotó de una coloración dorada que acentúa esa búsqueda mimética.
Sin embargo, sus interiores subterráneos se definen por una frescura más artificial. Todo el recorrido desde la entrada a las salas va acompañado por una tensa de lámina de tela blanca que refleja un entorno más irreal. Los auditorios realizados con distintos despieces de policarbonato con colores verdes agua definen un volumen profundo, un mundo acuático sin una dimensión precisa que contrasta fuertemente con el exterior árido.
Existe una deliberada ambigüedad material en la configuración general del edificio, en el tono del hormigón que es mismo de la tierra circundante, en los colores de la vegetación trasladados a los hilos que conforman las maromas de las fachadas y en la naturaleza acuosa de los acabados interiores. Igualmente existe un ambiente fluctuante donde todos los espacios cambian su carácter en el transcurso del día, al cambiar la luz de este a oeste, de luz natural a luz artificial.
El Palacio de Congresos y Exposiciones Vegas Altas se apega a las condiciones climáticas del entorno. Plantea un bajo consumo energético y un mantenimiento sencillo. Por un lado, tiene una gran inercia térmica gracias a los muros de hormigón y la cubierta cultivada para mantener una constante temperatura agradable en invierno y en verano. Al mismo tiempo, funciona como «un umbráculo ventilado», otra vez según palabras de sus autores. Es un cuerpo callado que pretende pasar desapercibido, pero al mismo tiempo se ilumina para ser visible desde todas partes como un faro en el mar del campo de la Vega. Y en la alimentación consciente de esta paradoja es probable que resida su atractiva frescura.
Ficha Técnica
Nombre del proyecto: Palacio de congresos y exposiciones de Villanueva de la Serena (Badajoz)
Arquitectos: Luis Pancorbo (Madrid 1969), José de Villar (Madrid 1976), Carlos Chacón (Madrid 1977), Inés Martín Robles (Salamanca 1976), Pancorbo arquitectos
Premio: Concurso internacional, primer premio 2008
Localización: Villanueva de la Serena (Badajoz)
Estructuras: Juan Rey, Pablo Vegas, Jacinto Ruiz Carmona (Mecanismo)
Ingeniería acústica: Higini Arau (Arau Acustics)
Construcción: 2010/ 2014
Constructora: Placonsa ( Eloy Montero, Julio Oreja, Site Manager)
Fotografía: Jesús Granada, fotografía de arquitectura.