por Andres Muñoz, arq.
Algunos medios han informado recientemente acerca de la situación del avance de L’Avenue Libertador, la obra de Zaha Hadid Architects en Buenos Aires y primera en Latinomérica, a cargo del Grupo Portland y de los estudios locales Bodas, Miani, Anger y Lopatin arquitectos.
En efecto, el portal de noticias “palermonline” escribe una nota titulada “L´Avenue Libertador: Avenida del Libertador al 3800 ¿Peligro de derrumbe?” que se hace eco de una de La Nación con un título un poco más objetivo, “Una torre de la arquitecta estrella Zaha Hadid llega a Avenida del Libertador en medio de una polémica”. El también portal “urgente24” titula otra nota como “¡Ay Caputo! El edificio lindero corre peligro de derrumbe”.
Más allá del carácter más o menos tendencioso de las notas, las mismas evidencian algunos problemas:
Se tuvieron que empezar a poner pilotes para evitar el derrumbe de un edificio de 8 pisos contiguo a la obra en construcción. Según los portales, mismo tuvo que ser evacuado. Para los vecinos, el problema es que no protegieron al edificio con vigas y las rajaduras se hicieron visibles. Aparentemente son más los edificios afectados.
Según parece, también excede las alturas permitidas, pasando por alto las ultimas normativas del recientemente remozado Código de Planeamiento.
La obra ya estuvo paralizada por medio año e incurre en una serie de “irregularidades”.
El terreno no cuenta con bases sólidas para una torre de 40 pisos y cinco subsuelos proyectados, al estar ubicado sobre el ex cauce del arroyo Maldonado.
Para otros, debido a la gran complejidad de la obra, el accionar es correcto y está dentro de lo esperado. Lo cierto es que ninguna obra de arquitectura de un carácter tan emblemático como el que reviste ésta se instala sin generar conflictos u opiniones encontradas. Las resistencias son comunes, recordemos tantas obras polémicas de los últimos años en la ciudad y otras tantas a lo largo de la larga historia urbana de nuestra urbe. Así como supimos tener en nuestro territorio a la casa Curuchet, de Le Corbusier, este hito nos mantendrá a la cabeza de la producción arquitectónica latinoamericana. Algunas propuestas, casi utópicas, exceden los límites porque justamente, llegaron para romperlos, pero -claro- no a sus edificios vecinos.
Acá podés leer más sobre la obra: