Una tendencia que se viene afirmando cada vez más es la de elegir piscinas naturales o ecológicas por sobre las tradicionales. Su cercanía a un estanque es lo que hace a las piscinas naturales atractivas, especialmente para las personas a quienes les gusta el ambiente natural. De hecho es una mezcla entre estanque y piscina. ¿Pero, qué es lo que hace que una piscina merezca esa denominación?
Una piscina natural o biopiscina es una piscina que utiliza sistemas de depuración naturales en vez de químicos o físicos. El proceso de depuración se hace por medio de plantas acuáticas o semiacuáticas que ayudan a crear los microorganismos que serán los encargados de oxigenar y eliminar los nutrientes que podrían permitir que se propaguen las algas y otros microorganismos no deseables, como por ejemplo larvas de mosquito. No es un medio estéril, ya que hay bacterias que se encuentran en equilibrio ecológico. El secreto consiste en crear un ecosistema equilibrado que lleva a cabo por sí solo el mantenimiento de la calidad del agua.
La zona de depuración consiste en una zona cubierta de sustratos de filtración como grava, arena o piedra y de plantas. Es habitual, aunque no excluyente, que la zona de depuración llena de plantas esté separada de la zona del baño. El agua es recirculada de una zona a otra por medio de una bomba hidráulica, de forma que los nutrientes producidos en la zona de plantas lleguen a toda la piscina. A veces, en piscinas más grandes la circulación del agua se genera por cascada.
Una característica importante de las piscinas naturales es que se tienen que llenar una sola vez de agua, aunque necesitarán aportes para compensar el volumen de agua que se pierde por evaporación, especialmente en la época estival, y al menos una vez al año hay que limpiar su fondo. Al ser un ecosistema, no se tiene pleno control sobre él, por eso el agua no es cristalina desde el principio, pero esto se puede conseguir introduciendo un filtro especial, y la cantidad apropiada de plantas.
La superficie destinada a las plantas acuáticas tendrá mayor o menor protagonismo según el tipo de piscina. La tipología de piscina natural más extendida es aquella en la que aproximadamente un tercio de su superficie está destinada a zona de regeneración, contando con la instalación de un skimmer flotante y una bomba, con potencia suficiente para provocar la circulación del agua. Este método ayuda a que el agua esté clara y se reduzca la aparición de sedimentos en el fondo, los que de todas maneras se pueden limpiar con un limpiafondos especial para piscinas naturales.
Teniendo espacio en el jardín, es posible adaptar una vieja piscina de cloro a una piscina natural, para ello habría que rebajar la altura de sus muros, hacer un vaciado en un área perimetral, extender en el nuevo hoyo una lona impermeable para estanques, y colocar las plantas acuáticas.
Entre las ventajas de las piscinas naturales podemos enumerar que se evitan los problemas de irritación de piel, mucosas y ojos, típicas en piscinas tradicionales, debidas al uso de productos químicos para el mantenimiento del agua. El ahorro de agua, ya que será necesario llenarla sólo una vez, y luego mantener el nivel del agua. La creación de un ecosistema equilibrado, que atraerá formas de vida como pájaros, ranas y otros animales beneficiosos para el medio ambiente.
El costo de las piscinas naturales, si se encarga a profesionales, es similar al de una piscina normal, y puede encararse su construcción de manera particular. El gasto de mantenimiento es significativamente menor, pero debe tenerse en cuenta que la zona de filtrado, donde se encuentran las plantas, necesita trabajo de jardinería que implica sacar las plantas no deseadas o recortarlas. La bomba de circulación de agua y los filtros del skimmer deben mantenerse limpios.
Una piscina natural puede tener cualquier tamaño, desde una pequeña hasta una piscina de grandes dimensiones.
Aunque las biopiscinas no se deterioran en invierno, es usual que haya que reemplazar algunas de las plantas por la acción del frío.
Si se quiere construir de manera particular, se deberán tener en cuenta los siguientes pasos:
Elegir un lugar accesible, soleado y lejos de los árboles para que no se llene de hojas.
Calcular un sector profundo de al menos 150 cm a 220 cm.
Es mejor excavar una pendiente suave, sin declives abruptos, si se cuenta con el espacio necesario.
Las paredes internas deberán construirse en materiales ecológicos como el EPDM (una membrana impermeabilizante símil caucho), la piedra, la madera de construcción o los bolsos geotextiles.
Fuentes: La Bioguía, Permacultura urbana.