La construcción arrastra dificultades históricas para mejorar su productividad: deficiencia en la gestión de la información, rezago en el proceso de digitalización y dificultades para la coordinación de tareas. Esto representa una pérdida en las capacidades de la industria para incorporar aprendizajes de un proyecto a otro. Como resultado se obtiene en una baja rentabilidad de las inversiones públicas y dificultades para hacer frente a los desafíos de infraestructura siempre crecientes.
La digitalización nos trae una oportunidad única para superar eliminar o reducir el costo de de reaprendizaje de un proyecto al siguiente y consiguientemente, entrar en un ciclo de mejora continua de productividad.
BIM nos acerca a la construcción digital, lo que nos permite prever los posibles problemas que se presentan en obra y mejorar los procesos en la construcción real.
Los beneficios que reporta la adopción de BIM se manifiestan en diferentes dimensiones: tanto nacional y sectorial, como organizacional empresarial y de proyecto. La amplitud de este abanico obliga a trabajar de manera integrada para verdaderamente alcanzar las ventajas que ofrece el trabajo colaborativo y los beneficios sean compartidos con todos los actores de la industria.
Implementar BIM en Argentina requiere visión, esfuerzos coordinados, recursos y un plan acorde.