por Andrés Muñoz, arq.
«Quasimodo alzó entonces su ojo hacia la gitana de la que veía, a lo lejos, cómo su cuerpo, colgado en la horca, se estremecía aún, bajo su vestido blanco, con los últimos estertores de la agonía; después la dirigió de nuevo hacia el cuerpo del archidiácono, aplastado al pie de la torre, y ya sin forma humana, y exclamó con un sollozo que agitó su pecho desde lo más profundo.
-¡Oh! ¡Todo lo que he amado!»
Nuestra Señora de París / Víctor Hugo
El lunes a las 16.50 comenzó un incendio que destruyó gran parte de una de las obras de la arquitectura occidental que, para la historiografía eurocentrista, se constituye en una de las más emblemáticas que se han construido. Ubicada en la Île de la Cité, el corazón del centro histórico de París, la catedral era uno de los edificios más visitados de la ciudad y del mundo.
El terrible incendio parecía interminable, por más de 12 horas ardieron tesoros de altísimo valor arquitectónico. Quizás una de las cosas buenas de este episodio es que gracias a que se evacuó a tiempo no hubo victimas fatales.
El presidente de Francia anunció sin titubeos la reconstrucción de la obra, pero no tardó el debate en dirigirse a si se realiza una «nueva Notre Dame» o se vuelve a lo que había. Y la cuestión se adentra aún más en las raíces propias de la doctrina patrimonial cuando algunos afirman que parte de lo que se perdió, no sólo no es lo original, sino que es una restauración «cuestionable» de Eugène Viollet-le-Duc, quien la transformó a mediados del siglo XIX, sumando entre otras cosas a la aguja central, cuyo derrumbe se hizo viral. El diseño de la gran espiral central, la «Fleche», realizada en 1860, ya era una sustitución de la destruida en 1792.
Esta es, entonces, una oportunidad histórica de volver a pensar a la restauración como una anastilosis o no. Es decir, si se recupera el aspecto que poseía la catedral antes del incendio o se emplean nuevos materiales -ignífugos por ejemplo- o se propone un nuevo proyecto, a la manera del Bundestag en Berlín. Veremos cómo lentamente se irá avanzando al respecto.
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Ni reciclaje ni refuncionalizacion. Recuperación y conservación. Lo visible debe quedar igual a lo que estaba al tiempo de su incendio. Tecnología solamente para su conservación. Nada de creatividades esteticas ni cambios en la espacialidad. Tilingos y oportunistas abstenerse.