Por Andres Muñoz, arq
De entre el centenar de concursos de arquitectura convocados los últimos cinco años en nuestro país, tan sólo el 10% de ellos son enunciados como sustentables o incluyen en su convocatoria alguna inclusión o mención explícita en su título. En otros concursos, la sustentabilidad es uno de entre varios aspectos a los que la propuesta debe responder, pero no el principal y quizás tampoco el más ponderado al momento de elegir un ganador.
CONCURSOS EXPRESAMENTE SUSTENTABLES
El Premio Nacional de Arquitectura y Diseño Urbano Sustentables Fadea Saint-Gobain es, al momento, el premio más importante en el área a nivel local y ya cuenta con tres ediciones. El mismo está destinado a estudiantes, profesionales y organismos o instituciones en las categorías de proyecto y obra nueva o de intervención sobre edificios existentes. En la convocatoria declaran que si bien lo sostenible tiene “una fuerte carga ecológica”, su producción es “sumamente tecnológica, ajena al proyecto y más interesada en aspectos económicos”. Así, marcan una insuficiente exploración del potencial arquitectónico, señalando como posible camino a la arquitectura vernácula y a la búsqueda de compromiso desde el momento inicial de la estrategia proyectual. Coherentes con estas declaraciones que pretenden desenmascarar cierta superficialidad del tratamiento más generalizado de lo sustentable, escriben como primer objetivo de este concurso “Promover la valoración de incorporación de pautas, estrategias y acciones sustentables en proyectos dentro del marco de noción de Diseño Integrado por sobre la mera aplicación de principios activos o dispositivos tecnológicos”.
El Premio Internacional LafargeHolcim en su versión regional busca “proyectos innovadores y conceptos orientados al futuro”, y es -según ellos mismos declaran- la competencia mundial más importante del diseño sustentable. Evalúa teniendo en cuenta cinco «cuestiones clave» para la construcción sostenible: innovación y transferibilidad, estándares éticos e inclusión social, recurso y desempeño ambiental, viabilidad económica y compatibilidad e impacto contextual y estético.
De entre los 26 premios que entregó la XVI Bienal Internacional de arquitectura de Buenos Aires, sólo uno se refiere explícitamente a lo sustentable, y es el “Premio Convocatoria Nacional e Internacional – Espacio Público Sustentable”, que obtuvieron AGA ESTUDIO con CATIA 1100, en Caracas, Venezuela. Si bien el proyecto no es local, fue premiado bajo criterios locales. El proyecto consta de tres partes, la “Plaza Estacional”, el “Multideportivo la Canchita” y el “Multifuncional La Ceiba”. El conjunto responde más al tipo de arquitectura social donde existe un rol preponderante de las comunidades donde se inserta para la materialización de espacios comunitarios.
Existen también concursos que piden edificios sustentables, pero son los menos. En el año 2006, la SCA y el CAPBA organizaron el Concurso Internacional de Anteproyectos Globant Iconic Building, donde se debía desarrollar “el diseño sustentable para las nuevas oficinas de la empresa Globant en Tandil”. El proyecto ganador fue el de los estudios Alric Galindez Arquitectos, F9studio y Marantz Arquitectura. El mismo incluía entre sus láminas una pre-evaluación LEED, con el posible puntaje resultado ante cada uno de los ítems. Se observan distintas estrategias en fachada, terrazas, servicios y otras que responden a ello.
OTRA FORMA DE INCLUIR LA SUSTENTABILIDAD EN LOS CONCURSOS
El Premio CAPBA a la obra construida en ninguna de sus tres categorías y diez subcategorías incluye una mención directa a lo sustentable, sólo indica que el jurado “podrá otorgar menciones especiales a los trabajos que considere aportan innovación” eligiendo alguno de los trabajos premiados. Entre las siete variables, se incluye la “innovación en la aplicación de sistemas de producción de energías renovables y más eficientes para reducir el consumo y la emisión de residuos contaminantes”. Esto reduce la participación de lo sustentable sólo a la cuestión de la energía solamente, una de las facetas de este tipo de arquitectura.
El caso del Concurso Internacional de ideas Ecoparque Interactivo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por ejemplo, es uno donde la sustentabilidad no era la cuestión convocante principal, pero sí una de las ocho temáticas a considerar. Junto con la idea general, la vinculación con lo urbano, los edificios patrimoniales, la posibilidad de nuevas construcciones, nuevos usos y actividades y modelo de gestión. En el caso específico de la sustentabilidad, se armaba un paquete junto con “nuevas tecnologías” y “aspecto social educativo”. Del primero se pedía “uso de energías, impacto en patrimonio natural y mantenimiento de la flora”, del segundo “impacto físico, aplicación diseño universal, innovación y factibilidad” y del último “temática, flexibilidad de uso y diseño”. Es decir que, a priori, no se instaba desde las bases a un resultado ganador fuertemente sustentable, sino que los criterios de evaluación tendrían en cuenta aquellas otras temáticas a considerar.
TRES FORMAS DE SER SUSTENTABLE
En síntesis, de entre los seis concursos mencionados, se puede extraer una primera constante y es la importancia del manejo del recurso energético. Incluso en los premios no explícitamente sustentables, como el del CAPBA y el Ecoparque, esa es la variable que se pondera por sobre las otras. Esta, sumada a la gestión del agua, la materialidad, calidad ambiental y relación con la ciudad son las variables que se repiten cuando el concurso es explícitamente sustentable. Las mismas coinciden con la mayoría de los ítems que se evalúan para la acreditación bajo las normas LEED (1). El proyecto ganador del Globant Iconic Building directamente toma esas categorías para demostrar su sustentabilidad. Si bien la acreditación LEED no es por concurso, se trata de un proceso que puede iniciar con el proyecto mismo y los representantes locales pueden influir e incluso sugerir cambios de acuerdo al tipo de certificación esperado.
Por fuera de estas variables, se suma la “variable social”, determinante en el concurso del Espacio Público Sustentable y tenida en cuenta en el Premio Nacional de Arquitectura y Diseño Urbano Sustentables junto con la sustentabilidad económica. El Concurso LafargeHolcim y el Premio Nacional suman a esas dos últimas variables una donde se entiende que está puesta la carga sobre el diseño en sí mismo, lo que también coincide con uno de los ítems de las normas LEED. Es decir que, al momento, se entiende la sustentabilidad o bien como una mera reflexión sobre el recurso energético, o bien como la onerosa inclusión de variables tecnológicas, o bien como una reflexión que toma como eje la variable social, generalmente incluyendo las anteriores.
CAMINO A UNA SUSTENTABILIDAD “MENOS SUPERFICIAL”
Existe legislación local acerca de arquitectura sustentable en la Provincia de Buenos Aires y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En esta última, está en proceso el nuevo Código de Edificación, donde por primera vez se incluyen dentro de las Generalidades y los Principios Básicos de la Edificación, “Lineamientos de la Sustentabilidad”. Los cuales, hasta el tercer borrador al menos, incluyen criterios bioclimáticos, protección del medio ambiente, residuos, agua, suelos absorbentes y contaminación acústica, como un modo de instar a la construcción de edificios que cumplan esas normas. En poco más que una carilla, se indican las condiciones básicas de este tipo de construcciones, introduciendo algunos conceptos como “Zonas de Riesgo Hídrico”, que implicarían la obligatoriedad de constitución de suelos absorbentes en algunas áreas de la ciudad.
Un equipo a cargo del Dr. Arquitecto Jorge Czajkowski, investigador independiente del CONICET, en el Laboratorio de Arquitectura y Hábitat Sustentable de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata está trabajando en la elaboración de protocolos de construcción sustentable que podrían derivar en una suerte de acreditación nacional. De esta manera se podría lograr que se tengan en cuenta las condiciones ambientales, geográficas y tecnológicas locales, por ejemplo resolviendo más eficientemente el uso de la energía, uno de los factores más problemáticos a nivel local y el único presente en todos los concursos. Además de tener en cuenta categorías similares a las de las acreditaciones internacionales, como el uso de materiales, energía, agua, espacios verdes y residuos, la investigación se concentra especialmente en el aprovechamiento de las características climáticas al momento de proyectar una construcción.
Hay un hecho que a priori resulta llamativo y es que la mayoría, sino todos, los ganadores de los concursos de sustentabilidad no cuentan certificación LEED. Las investigaciones en pos de una versión local de acreditación parecen ser un camino intermedio que unifique ambos. Mientras tanto, la formación de grado y posgrado (y algunos premios que ya han obtenido) hace pensar que las próximas generaciones desempeñarán un rol decisivo en la manera en que tome forma la arquitectura sustentable. Sobre todo considerando que el tema es bastante reciente, hace menos de veinte años que nace la certificación LEED en los Estados Unidos y mucho menos de cinco que se acreditó el primer edificio en nuestro país. Lo mismo sucede con los concursos. Quizás a través de más difusión y eventos como los Foros de Desarrollo Sostenible la idea se irá instalando y ganando espacio en la escena profesional, más no sea para buscar la mejor manera de no empeorar las condiciones actuales de habitabilidad.
(1) Existen otras formas de certificación pero aún no han sido introducidas en nuestro país. Recién hacia fines del año pasado se dictó por primera vez en nuestro país un curso sobre la manera de evaluar la sostenibilidad de edificios utilizando el sistema BREEAM (Building Research Establishment´s Environmental Assessment Method). Este organismo británico, que supo ser el primero en su tipo, está recién dando sus primeros pasos en la Argentina. LEED (Leadership in Energy & Environmental Design) en cambio, ya se encuentra más establecido y cuenta con varios edificios acreditados. BREEAM marca la diferencia al adaptarse a las normas locales. Busca profesionalizar el mercado, generar menores impactos, mayor productividad y mejores niveles de vida entre la fuerza laboral. Existen otras normas, como las alemanas DGNB (German Sustainable Building Council) que pretenden ser una herramienta más integral enfocada hacia el desarrollo sustentable, entre otras.
Podés seguir leyendo más del tema, acá:
https://guia-construccion.com/genius-loci-revival/