La Plaza de los Amantes no es exactamente una plaza, sino el vacío causado por el bombardeo sobre la ciudad de Teruel durante la guerra civil española. Muchas veces, en años posteriores , se intentó transformar ese espacio en una plaza, con diversos grados de éxito, ya que a pesar de encontrarse en una zona céntrica y con la dominante presencia de la Torre de San Pedro, su consolidación no cuajaba.
En 2008 y después de varios intentos fallidos, se llevó adelante un concurso restringido cuyo resultado fue finalmente implementado por el estudio del arq. José Ignacio Linazasoro.
El estado desolador de la plaza, fruto del deterioro de una intervención de finales de los 70s, lo había transformado en un espacio marginal, con casi nula relación con el nivel superior de la calle Matías Abad donde se encuentran tanto el acceso a la torre como al Mausoleo de los Amantes.
El proyecto de esta plaza fue definido por tres elementos clásicos pero reinterpretados desde una mirada contemporánea: la fuente, la escalera y una terraza que los une.
La fuente forma parte del muro-basamento de la Torre de San Pedro, un monumento histórico de la ciudad, y se configura como una lámina de agua que desliza por una pared cerámica formada por piezas industriales cuya gama de colores se basa en los de la cerámica mudéjar y, en particular, en la existente en la misma torre. La textura del muro, de hormigón lavado compuesto de un árido rojizo, se relaciona con la textura rugosa del ladrillo de la torre expresando de ese modo su condición de basamento de la misma. Un banco corrido de travertino macizo y una potente albardilla del mismo material rematan el muro, cuya horizontalidad contrasta con la verticalidad de la torre y oculta la pendiente de la calle Matías Abad así como la puerta del acceso al Mausoleo que compite por su fuerte presencia con la propia torre.
La escalera tiene un carácter monumental pues se trata más bien de una escalinata de carácter urbano que se va ensanchando conforme va subiendo y gira en el arranque para acoger simbólicamente al público que sube desde el nivel inferior de la plaza. Para destacar este carácter monumental y al mismo tiempo reforzar su contemporaneidad, se apoya en una losa de hormigón sobre una viga de canto apoyada, a su vez, en dos puntos: el del arranque y un pilar en “V” que sirve también de soporte de la losa de la terraza. Esto permite transitar por debajo de la escalera ampliando el espacio de la plaza que fluye por debajo de la misma. Para reforzar su singularidad y su carácter urbano, se proyectó una balaustrada reinterpretada con misma mirada con que se proyectó la plaza.
Se ha buscado dotar al espacio de una cierta calidad y expresividad material que transmita solidez, por una parte, y cierto tono de intemporalidad, por otra, especialmente por tratarse de un espacio emblemático en el corazón de Teruel. Por este mismo motivo el tratamiento del espacio requería de una cierta fuerza expresiva que, además, reafirmara la importancia del lugar.
El hormigón visto y la piedra son los materiales básicos. El primero se realiza con encofrado de madera en la losa de la escalera y en el porche, mientras que el muro-basamento se trata en hormigón lavado con árido violáceo, cuya rugosidad armoniza con el ladrillo de la torre y contrasta con el revestimiento cerámico de la fuente. Se usaron dos tipos de piedras: la gris de Calatorao que se utiliza en los peldaños macizos de las escaleras, en las losas de piedra del suelo de la terraza y en el adoquinado del centro así como en el recinto ampliado de la calle Matías Abad. La otra es el travertino, con el que se realizaron los bancos, particularmente el banco macizo junto a la fuente, la albardilla que remata el muro-basamento y los balaustres de la escalera.
Lograr una adecuada iluminación ha sido un objetivo relevante en el proyecto de la plaza. Aunque se han respetado algunos elementos que iluminaban la antigua plaza como dos faroles antiguos que han sido remozados, la mayor parte de la iluminación se produce sin recurrir a farolas de luz directa y mediante sistemas ocultos bajo los peldaños y bancos, así como dentro del espacio de la fuente y entre las viguetas del porche. El objetivo era destacar por sí mismos los elementos principales de la plaza entre los cuales se encontraría también la torre, cuya iluminación se ha tratado y cuya silueta preside de noche la Plaza de los Amantes.
Arquitecto: José Ignacio Linazasoro
Ubicación: Plaza Amantes, 44001 Teruel, España
Superficie: 675.0 m2
Año de proyecto: 2014
Fotografía: Filippo Poli
Colaboradores: Sergi Artola Dols, Hugo Sebastián de Erice Navarrete, Ricardo Sánchez González
Estructuras: EUTECA, s.l.p.