por Andres Muñoz arq
Reconocido por numeros reconocimientos como el Premio Pritzker en 1991, la Medalla Nacional de las Artes, el Premio de Roma americano, el Twenty-five Year Award y el Vincent Scully Prize -entre tantos otros-, por su cuantioso trabajo muchas veces en conjunto con su poco reconocida esposa, Denise Scott Brown.
En conjunto realizaron numerosas obras de arquitectura de entre las que destaca la Guild House en Filadelfia (esa reconocida residencia para ancianos construida en 1963). Imposible no relacionar estas y otras obras con la propuesta arquitectónica posmodernista, encontrando en ellos quizás algunos de los mejores y más claros ejemplos.
Fue profesor de algunas de las mejores universidades del mundo como la Universidad de Harvard, la Universidad Yale y la Universidad de Princeton, donde su legado segirá vivo en los talleres y en las aulas por que allí quizás muchos comparten que «menos es aburrido».
Pero sobre todo han realizado numerosos aportes teóricos -para algunos superiores en calidad y claridad a los de Le Corbusier-, a veces juntos, a veces separados, como aquél inolvidable libro y novedoso relevamiento de una ciudad diferente, «Aprendiendo de Las Vegas». Allí nos dieron lecciones inolvidables de la arquitectura, que van desde el tinglado decorado hasta el Edificio Pato, tal vez unas de las obras más icónicas de la historia de la arquitectura.
Allí también nos enseñó que los edificios pueden tener un rótulo y explicitar su significado sin que ello sea un escándolo.
Venturi y Scott Brown describían su propio trabajo con palabras como «feo y ordinario», indicando que eso es más accesible, más funcional y más adaptable al entorno que la arquitectura heroica y original.
Quizás esta explicación diga mucho más de ellos de lo que todo aquello podamos decir y elucubrar sobre su obra que ha llegado lamentablemente a su fin.