MeCa | Atelier Mosquera
Meca es un experimento habitacional que gira en torno al Sustento. Esto es lo que representa mejor el estilo de vida de sus clientes y su verdadero yo. El ciclo alimentario es fundamental en la génesis de este proyecto, y así lo representamos espacialmente: Ubicado en su centro, se encuentra el corazón de la casa, una gran cocina materializada en una gran encimera, de donde fluyen todas las actividades vitales. Es un punto de encuentro, donde se cocina, se nutre y se comparte.
A pesar de estar en medio de la casa, la cocina está rodeada de luz, vegetación y comida. Al sur podemos encontrar un estanque, refrescante durante el verano, pero que también une el corazón con la floreciente flora aromática. Al este, se encuentra la amplia huerta, ubicada intencionalmente cerca de la zona de cocina. Hacia el norte es donde se consolida el eje Jardín – Sala – Cocina.
Es notable cómo el corazón de la casa, estando en el centro geográfico, todavía da la impresión de estar en el exterior. Los límites interior/exterior son desdibujados por los elementos arquitectónicos, como las ventanas de piso a techo que desaparecen detrás de los muros de hormigón. Estos soportan el volumen de la planta superior, donde se desarrolla la dimensión privada, flotando entre las copas de los fresnos y desmaterializando una vez más la frontera que separa el exterior del interior.
Los exteriores están inundados con plantas de interior cuidadosamente seleccionadas, creando así un ambiente especial. Esto también se replica en la parte superior de la casa, como culminación del concepto. Una de las ideas principales para el jardín era preservar los fresnos existentes anteriormente. Según la mitología y las creencias populares, estos árboles tienen el poder de permitir que la energía fluya de un lado a otro de la tierra. Además, son duraderos, lo que los convierte en un modelo perfecto de la lucha por la vida.
En la planta baja, las visuales se prolongan con el paisaje y la conexión con el exterior es constante, a pesar de estar ubicado en una zona residencial. Los planos a los que el usuario mira y se conecta están bien pensados. Además, donde visual se necesita protección, se agregan filtros y parches más gruesos, que aún permiten que el aire y la luz pasen a través de ellos en todos los casos.
El resultado es un espacio abierto y cerrado a la vez. Concebido para ser ambientalmente eficiente, todos sus espacios están ventilados e iluminados naturalmente, con aleros que actúan como barrera durante el verano y que permiten el paso del sol durante el invierno. La casa está cerrada hacia el sur, pero se abre hacia el norte. Los flujos de ventilación e iluminación son fundamentales para MeCa, y ahí es donde la materialidad toma un papel protagónico.
El proyecto está compuesto por una paleta de materiales nobles: hormigón en la planta baja y un volumen de madera carbonizada en la planta superior (utilizando la antigua técnica japonesa Shou Sugi Ban). Su selección y composición no es casual, sino bien pensada. Por ejemplo, la estructura de hormigón en la planta baja permite la amplitud espacial, fundamental para la expansión visual desde el corazón de la casa. Además, la madera quemada no solo es repelente de insectos, resistente al agua y al fuego, sino que proporciona el marco natural perfecto para encerrar las visuales, con un marco monolítico. Por la noche, el tono oscuro del techo de madera carbonizada se intensifica a medida que se fusiona con el cielo nocturno.
Dichos elementos proporcionan, junto con la luz natural exterior, una iluminación potente pero serena en la planta baja. Su yuxtaposición entre la oscuridad del techo, fomenta una iluminación tranquila y diáfana que se traduce en la experiencia del usuario, liberando tensiones y contribuyendo así a una sensación de bienestar general.
En la zona privada de la Planta Alta, entre las copas de los fresnos, se siente el aroma de las paredes revestidas de madera de kiri: también contribuyen a la calidez e iluminación que reina entre los dormitorios y las zonas de descanso.
Finalmente, si subes hasta la parte superior de la casa, encontrarás un verdadero Oasis Urbano, repleto de vegetación diversa. La azotea se entrelaza visualmente con las copas de los fresnos, creando una sensación única.
MeCa es una casa interactiva, no porque esté plagada de tecnología de primer nivel, sino por lo que sucede en su exterior: un mundo rico y biodiverso donde siempre sucede algo. Las orugas se convierten en mariposas, que vuelan entre las flores y se arremolinan alrededor de los insectos, las abejas se alimentan entre los arbustos. La huerta, con sus cultivos de temporada, el ciclo del agua que se mueve y refluye: de la lluvia al sistema de riego, de la alberca al biofiltro natural y viceversa, son un bucle infinito de secuencias naturales.
Podemos ver la influencia moderna de arquitectos como Le Corbusier, Kahn, entre otros grandes, en los cortes limpios y la funcionalidad del diseño. Sin embargo, la casa también revela el potencial y la contemporaneidad que proviene de la experimentación constructiva, la reinterpretación de las formas de habitar a partir de la alimentación y la conciencia de todo este proceso. En este juego de tradición, reconstrucción y metamorfosis, que encarna el círculo de la vida misma, reside la verdadera riqueza de MeCa.