por Andrés Muñoz, arq.
El auto-aislamiento que ya están llevando a cabo algunos grupos sociales y la cuarentena hacia la cual poco a poco nos encaminamos se presentan como una oportunidad para poner a prueba algunos de los recursos para facilitar el home office. Pero, ¿cuándo surgió esta forma de trabajo?
Se piensa que el primer origen de este tipo de prácticas, que rompen con la disciplina laboral, se da a mediados del siglo pasado en Hawaii, con la utilización de la típica camisa hawaiana en el ámbito laboral, un claro antecedente del “Casual Friday” o “viernes casual”, donde está permitido vestir otro tipo de vestimenta que la que exigen los códigos de etiqueta. Este fue el puntapié inicial a otras comodidades como la disponibilidad de comida y esparcimiento o la posibilidad de trabajo remoto. La misma, apareció puntualmente en Estados Unidos durante la crisis del Petróleo en los 70´s, debido a la escasez de combustible producto de la misma circunstancia.
El castellanizado como “teletrabajo” o “trabajo a distancia” suele requerir como instrumento principal una computadora conectada a internet a través de la cual se reemplaza el canal de comunicación que sucedería naturalmente en un ámbito laboral. Es que, efectivamente, una gran cantidad -sino todas- las tareas de varios tipos de empleo se pueden realizar sin la necesidad de tener al empleado en su puesto de trabajo.
Para llevarlo a cabo, y no morir en el intento, se recomienda mantener por canales separados al trabajo, la vida familiar y el ocio, que indefectiblemente se mezclan. Para esto sería ideal llevar a cabo algunas de las recomendaciones más comunes que dan los expertos para afrontar esta situación:
1) Establecer horarios y no estar disponible para amigos y familiares. Saber finalizar el día laboral, trabajar desde la casa no significa estar todo el día disponible.
2) Generar un espacio propio y equipado adecuadamente con todo lo que se pueda necesitar y sin distracciones a la vista.
3) No permanecer encerrado todo el día, el ser humano es un ser social. Intercalar alguna actividad física de ser posible.
4) Mantener una rutina laboral, incluso vestirse para la ocasión.
Quizás es difícil de asociar la típica imagen del artista bohemio que nos legó el impresionismo a la disciplina que parecen requerir otras ocupaciones. Empero, lo cierto es que ya es de conocimiento popular la importancia del esfuerzo y la constancia para alcanzar los objetivos, en este caso, el cúmulo de tareas diarias que debemos llevar a cabo.
Fue Pablo Picasso quien alguna vez dijo, “Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”, ojalá que ese también sea tu caso!
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