por Andres Muñoz arq
El edificio ladrillero elegido como sede de Casa FOA 17 posee una condición exenta que libera amplios y frondosos patios que lo envuelven, que lo rodean, pero que no ingresan. Gracias a las intervenciones realizadas, el verde pasó de colarse a través de las ventanas a invadir los espacios para cualificarlos, para enriquecerlos, para inspirar y ponernos en contacto con la naturaleza.
La vegetación no sólo se adentra, sino que en un torbellino propio de las fuerzas naturales es empujado al límite de la finca y expuesto hacia el escenario urbano. La intervención de Lucas Albero embruja desde metros de distancia, atrayéndonos hacia el verde de su fachada.
La planta baja se desmaterializa completamente al transformarse en un túnel verde que estatiza un exterior capturado. Como lo supo hacer Henri Labrouste en el hall de la Biblioteca de Santa Genoveva en París, el mural de Sofía Willemoës recrea en unos cuantos metros lineales un paisaje autóctono, en este caso de la provincia de Corrientes. El sonido ambiental de aves completa la sensación de que no se está bajo techo y nos trasporta a un territorio donde ellas reinan y nos ofrecen su canto.
El mágico espacio del hall se continúa por pisos y paredes, entrepisos y escaleras. La cinta metálica de Fabiana Sambresqui nos conduce casi sin darnos cuenta por tres niveles que nos llevan a ingresar de nuevo al interior, esta vez materializado con suntuosos mármoles y lámparas de cristal de la Cafetería Wine Bar Trapiche. Lo biológico da paso a lo mineral, a lo textil, a lo leñoso, como reminiscencias de lo que alguna vez fue un elemento inserto en la naturaleza. La ausencia de tratamientos que regularicen las formas orgánicas toma fuerza en el estar para un hombre en crudo, de Santiago Bertotti y Agustina Allende Posse, donde las rocas, piedras y revoques son exhibidos en toda la rudeza de su propia expresión.
Pero el verde no se pierde, está presente en el mural Cíclope sobre la fachada de María Pilar Tolosa y Julián Facundo Razquin, reaparece en los micropaisajes que Ariel Oliva monta en los balcones y en macetas de todo tipo y tamaño. A veces dispuestas como elementos estructuradores del espacio, a veces simplemente como detalles que aparecen en el lugar más indicado. Algunos espacios se sirven de la vegetación como un elemento directamente funcional al uso mismo del espacio, otros sencillamente lo toman como un elemento de decoración más.
Casi al final del recorrido, reaparece, lo que en las muy acertadas palabras de sus autoras, se denominó “el contacto con la belleza de lo natural”. El baño público de las arquitectas Paula Casado y Mariana Paccieri nos encierra en una burbuja verde de la que cuesta salir. El verde alcanza una presencia impensada que se multiplica sobre las superficies espejadas que sólo se vela al accionar el sistema de vidrio inteligente.
Así, casi como los habitantes del Edén, vagar por Casa FOA 17 invita a alejarse del cemento y sumergirse en un jardín particular donde se nos ofrece un repertorio de variadas estrategias para embellecer el paisaje tanto interior como exterior de nuestro propio espacio existencial.
Casa FOA 17 | Luis María Campos 1336. | Del 15 de Septiembre al 16 de Octubre.