por Andrés Muñoz, arq.
Inesperado pero cierto, ya está en proceso de ser aprobado el Proyecto para que Buenos Aires, así como París y Londres, tenga su propia Noria. A principios de este año fue la primera audiencia pública, un paso necesario para su instalación. Sin embargo, la incorporación de una nueva atracción turística en Puerto Madero no sólo proveerá a los habitantes y visitantes de nuevas visuales de la ciudad, sino que también provocará un abrupto cambio en el perfil urbano o skyline.
Ni el propio Le Corbusier, junto a Ferrari y Kurchan, con su Plan Director para Buenos Aires de 1938 imaginaron semejante alteración. Es que más allá de la novedad, ya ni los suvenires con el recordado skyline que incluye el Obelisco, el Congreso y el Planetario, ni nuestro imaginario de una Buenos Aires desde el río estarán actualizados, todo habrá cambiado.
El Proyecto es de la propia Corporación Puerto Madero y se ubicaría en el Dique 1, sobre una plataforma en el agua. Según fuentes periodísticas tendría 88 metros de altura, capacidad para 256 personas y tardaría 30 minutos en completar una vuelta. Bastante más pequeña que el London Eye, de 135 metros de alto y capacidad para 800 personas y muy alejada de la Great Beijing Wheel, de 208 metros de alto y capacidad para 1920 personas.
Modesta en sus dimensiones, no competirá en ese aspecto y además su sumará a la “moda” de las ciudades que erigen sus propias Vueltas al mundo, convirtiéndose en una más del montón, más que un “hito más en la ciudad”, será “un paso más hacia la generalización de las atracciones turísticas en la ciudad”.