por Andrés Muñoz, arq
Cuando era estudiante existía un Blog que circulaba entre los estudiantes, allí se veían una serie de edificios locales acompañados de su referente internacional. “Tal obra que vimos en tal materia es copia de tal otra” o “mirá el profesor titular cómo se copió”, esos eran las primeras reacciones a la observación de lo que afirmaba el Blog, presentando imágenes de semejanza tal que al menos lo hacían a uno sospechar. Entre otros, estaba el Edificio Libertad 565 del entonces estudio Baudizzone, Lestard, Varas, un edificio de oficinas en el Barrio porteño de San Nicolás.
Hace algunos años, en el 2004, el suplemento de Arquitectura de Clarín publicó una nota al respecto titulada ¿Copia o inspiración?, donde entre otros citaba el caso de la Torre IBM de Mario Roberto Álvarez, sospechosamente parecida a los Edificios Olivetti de Egor Eiremann en Alemania.
El uso de referentes es una práctica común en la carrera de Arquitectura. Muchas veces, el docente de Taller de Arquitectura o Diseño Arquitectónico detecta ciertas similitudes de la propuesta proyectual que muestra el estudiante y considera que lo puede ayudar o guiar estudiar parte de la obra de algún arquitecto. No está mal, el Diseño también se estudia.
Otra práctica común es directamente replicar la planimetría y la maqueta de una obra de arquitectura muy reconocida. Suele ser un ejercicio de los primeros años para calibrar las herramientas de dibujo y maqueta y quizás ayuda a entender un poco mejor de qué va la “gran arquitectura”. Suele servir en tanto recurso pedagógico y el estudiante puede diferenciar claramente que se trata de una copia con un propósito y no una copia porqué si.
El fenómeno no es sólo en la arquitectura, sino en otras ramas del arte como la literatura y la música. Y claro, además tampoco se circunscribe a estudiantes o estrellitas de cabotaje, sino que grandes figuras de la arquitectura internacional, como Rem Koolhaas también ha sido acusado de “abusar” de sus referentes. Desde su propia tesis de graduación hasta varios de sus proyectos y construcciones -como la Casa da Musica de 2005-, aunque algunos -y quizás el mismo- lo vean como un homenaje.
Legalmente, los debates han sido varios y si bien la ley reconoce cierto derecho de autor, probarlo resulta ser muy difícil., todo se lee como una “reinterpretación. En el año 2007, Santiago Calatrava denunció a Arata Isozaki por un puente que cruza el rió Zubi-Zuri en Bilbao, de evidente parecido ya que lo que hacía el proyecto era justamente continuar con los lineamientos del puente de Calatrava, y tras una evaluación del caso se dijo que “la alegación” no es más que una “insinuación”, dando pronto despacho a la causa. Si está permitido copiarse a uno mismo sino, evidentemente, serían imposibles los conjuntos de viviendas, aunque el resultado sea una monótona espacialidad urbana.
Ya lo decía Amancio Williams en una carta a su hermano Mario del 9 de diciembre de 1943:
“Si recorres la historia de la arquitectura , aunque sea a grandes líneas, se verá en todas las grandes épocas un extraordinario esfuerzo de creación. En todas se inventa, no se copia. Ningún arquitecto griego construye en estilo egipcio o asirio; ningún bizantino en estilo romano, griego o persa; ningún francés del Siglo XIII en estilo bizantino o románico. ¿Por qué?, Porque en las grandes épocas y en los grandes artistas está ausente el espíritu de copia. La preocupación es crear.”
Y vos, alguna vez te «copiaste”?