40 años del Pompidou de París, el palacio de arte de la era mediática

40 años del Pompidou de París, el palacio de arte de la era mediática

Por Victoria Baeza, arq

Hace 40 años se gestaría un momento clave en el desarrollo del museo como contenedor. La tradición de la caja, esta idea primigenia de gabinete de coleccionista eclosionaría en este edificio, el Centro Cultural Pompidou

 
Hace 40 años, el 31 de enero de 1977 fue inaugurado el Centro Cultural Pompidou en el barrio parisino de Les Halles por el presidente de la República Francesa Valéry Giscard d´Estaing, pero lleva el nombre del anterior presidente Georges Pompidou, verdadero promotor del proyecto.
Ese fue un momento clave para la producción de este concurso porque el programa del museo como institución estaba en proceso de transformación, se evidenciaba el rol crucial de estos edificios en las sociedades contemporáneas, las grandes máquinas culturales activas participantes del mercado.
Resultaba entonces insuficiente una concepción sólo pensada a partir de espacios de exposición. Esta desacralización del espacio para la colección generó una nueva serie de necesidades, no sólo se buscaba un lugar de contemplación de la obra de arte sino un foco cultural que propiciara un acercamiento al público. Surgió así la necesidad de prever espacios de exposiciones temporales, amplios espacios de almacenaje y conservación de obras para la investigación y diversas salas para actividades de estudio, educación y talleres. La cultura y la tecnología de la comunicación fueron parte también de los programas de museos y se hacen necesarios también espacios para la proyección de audiovisuales. Es así como se reformula el programa de museo para este concurso y las bases son desarrolladas por el museólogo sueco Poltus Hulten. Pompidou logró que el Ministerio de Cultura convocara en 1971 un ambicioso concurso internacional con un extenso programa que incluía una biblioteca pública, un museo moderno, un centro de diseño industrial y otro de investigación musical, además de espacios dedicados al ocio.

El proyecto ganador de Renzo Piano y Richard Rogers fue la expresión de la flexibilidad exigida en las bases. Una megaestructura sobre la que de manera evolutiva se podían ir ocupando módulos. La fachada, una malla estructural como fondo y una larga escalera mecánica, el gesto que enfatizaba el protagonismo de la tecnología y el movimiento.


 
Aunque la solución final no posee los grados de  flexibilidad del proyecto inicial, la idea de construir un armazón que en su interior permita todos los caminos posibles, tanto de los sistemas técnicos del edificio como de su propio programa ha sido predominante. La idea de la flexibilidad se expresa tanto en el interior como en el exterior con la poética del montaje y los materiales, la escalera mecánica, los ascensores y todos los sistemas vistos, todos los conductos quedan a la vista con barras y tubos metálicos pintados de azul, verde y amarillo, correspondientes a la climatización, el agua y la electricidad, además de los tubos rojos acristalados para la circulación de visitantes a través de ascensores y escaleras mecánicas Todas las divisiones del interior son móviles y están realizadas a base de construcción en seco dando total libertad de armado, siendo servidas por todos estos conductos
  
 

Así la tecnología más que como referencia científica aparece como recurso estético y lúdico, como propaganda celebrando una propuesta cultural alternativa a la tradicional. Contenedor de planta libre, cajas megaestructurales alternadas con livianas cajas transparentes, espacio neutro, fuerte soporte tecnológico y plurifuncional. A partir del imaginario futurista de Buckminster Fuller y del Archigram y de las posibilidades tecnológicas de los años 70, tal vez tomando como referencia de fábrica o refinería de petróleo, con énfasis en los elementos de movimiento como escaleras mecánicas, ascensores y pasadizos y con una actitud respecto del entorno de pensarse autónomamente, se erige el Pompidou, sin relación alguna a una ubicación concreta.
 

Al concurso se presentaron 681 proyectos que procedían de 49 países. La propuesta ganadora votada por 8 de los 9 jurados es la de Renzo Piano y Richard Rogers, por ese entonces jóvenes arquitectos. Piano dice que él y Rogers, a los 30 años, eran, de acuerdo con los estándares de su profesión de maduración lenta, «adolescentes, muchachos jóvenes». «Cuando uno es tan joven, es inocente. Lo que uno hace es lo que siente.». Lo excepcional fue que «un político con poder como Pompidou» hiciera un concurso abierto y que lo pudiera ganar ese equipo. «Fue una idea realmente muy valiente. La cuestión era hacer que a la gente le gustara que nosotros hiciéramos algo así» dice Piano.
 

Si bien cuando fue inaugurado recibió tremendas malas críticas de la prensa, fue un suceso popular. Las multitudes y los artistas callejeros improvisados se reunían en la plaza. Las cantidades de visitantes fueron cinco veces más que las esperadas. Las escaleras mecánicas fueron el suceso. El Centro Pompidou se eleva por sobre sus edificios vecinos, a medida que se llega a su parte superior, se despliegan vistas amplias. Así los ciudadanos tomaron posesión de su ciudad. «Era necesario,» piensa Piano, crear un edificio de este tipo en esa época, «y porque era necesario, fue aceptado.»40 años después el Pompidou parece haber atrapado el imaginario lúdico y de optimismo desatado por los jóvenes del Mayo del 68.
 

31 enero 2017No comments

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