La unión hace la fuerza | La reunificación del espacio de expresión social por antonomasia

La unión hace la fuerza | La reunificación del espacio de expresión social por antonomasia

por Andrés Muñoz, arq

En la noche del lunes 9 de diciembre del corriente finalmente se retiraron las rejas que una vez más dividía en dos a la Plaza de Mayo. Las rejas, cuestionadas en su momento por vecinos y entidades patrimoniales e incluso con un fallo judicial que las declaró ilegal, databan de este mismo año.
Fueron colocadas por el gobierno del reelecto Jefe de Gobierno en el marco de una remodelación de la Plaza y sin permiso ni contemplaciones de la normativa vigente para intervenir semejante solar, ni de la gran memoria histórica que posee para todos los argentinos. Bien vale la pena decir que esta intervención -en realidad- no hacía más que consolidar o meramente embellecer las vallas que ya databan del año 2002.
Sin embargo, esta operación no es meramente cosmética, esconde tras de sí un simbolismo que además de mostrar cierta idea de “cercanía o lejanía del pueblo”, de “protección de la figura presidencial”, reconstruía la forma histórica que en algún momento de la historia supo tener la Plaza.
Antes de finales del siglo XIX la plaza era una sola manzana y no dos como hoy en día. La mitad había sido ocupada con construcciones, viviendas, incluso con la original y primera Iglesia Jesuítica de San Ignacio, hasta que éstos se trasladan a la que sería la manzana de las luces.
Pero inmediatamente sobrevino la división, materializada en 1884, donde el espacio pasó a ser conformado por dos plazas, la de Victoria y la del Fuerte, separadas por la llamada Recova Vieja, aquella construcción con cierta vocación neoclásica que databa de 1803. La misma no era más que una sucesión de arcos unidos por un gran arco central y tenía la función de mercado.
Así la plaza se vio diezmada, invadida por un uso comercial en vez de paisajístico o de liberación del espacio a la expresión social. La parte que quedó frente al Cabildo, se siguió llamando Plaza Grande o Mayor y será después de las invasiones inglesas que pasa a ser Plaza de la Victoria. La otra parte, fue llamada primeramente “Plaza del Fuerte”, ya que se ubicaba enfrente a la mismísima construcción, que se emplazaba en el lugar de la actual Casa Rosada. También se la llamó de Armas, del Mercado y 25 de Mayo. El terreno, inhóspito como pocos, no poseía árboles y era usado por los carros que se estacionaban y se dedicaban al comercio.
Hasta hace un par de días la porción de la Plaza que quedaba detrás de la reja poseía la misma inhóspita condición, inhabitada en las marchas, vacía de contenido. Hoy la Plaza una vez más vuelve a tener la original condición de espacio único que imaginaron sus creadores, desmaterializando nuevamente los sucesivos intentos por subdividirla.
 

11 diciembre 2019 / by / in

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.