Arquitectura cerámica sustentable | Un aliado en tiempos de crisis

Arquitectura cerámica sustentable | Un aliado en tiempos de crisis

Por Gustavo Di Costa, arq
Los Bloques Cerámicos Huecos (BCH) conforman elementos constructivos los cuales presentan un importante desarrollo en el mercado nacional. Cada vez más, la construcción de viviendas y edificios incorpora este material sobre la base de sus ventajas en cuanto a economía, rapidez de ejecución, buenas condiciones de aislación y resistencia. Se emplean principalmente para elevar muros, produciéndose también unidades portantes para losas y encadenados.
El parque edilicio argentino no fue construido a partir de un diseño higrotérmico, es por ello que en la actualidad las viviendas requieren de una cantidad de energía mucho mayor a la que podría llegar a demandarse mediante un buen detalle constructivo para lograr el confort de sus habitantes. La quita de subsidios en las tarifas de electricidad y gas, después de casi 15 años de permanecer congeladas, deviene en un significativo incremento en el costo de los mencionados servicios. Durante los últimos años, la demanda energética creció exponencialmente, a un ritmo visiblemente mayor respecto de la oferta. La mayor parte de la población argentina comenzó a tomar conciencia, en este último tiempo, sobre el uso responsable de la energía, principalmente, por la retribución económica que su valor implica en la actualidad. Por otro lado, el consumo de energía en la industria de la construcción representa más del 40% del total. Reducir dicho valor implicaría un evidente alivio de la crisis energética, junto a la consecuente protección del medio ambiente.
 
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Los Bloques Cerámicos Huecos (BCH) constituyen uno de los sistemas constructivos más utilizados en Argentina, representando un eficiente agente para la retención de energía dentro de un ambiente, siempre que el muro cuente con un adecuado diseño. Los BCH han evolucionado a la par de los avances tecnológicos de la industria de la construcción. Las mejoras fueron dirigidas -mayormente- al ladrillo hueco y específicamente al portante, ya que, por sus características, la relación costo/beneficio de su utilización es mucho mayor respecto a la del ladrillo macizo. Algunas propiedades se han optimizado, como la resistencia al fuego, el bajo mantenimiento, la durabilidad, mientras otras fueron incluidas, acercándolos a las propiedades de los materiales más comunes en el diseño de estructuras (como el hormigón armado, por ejemplo).
Entre las optimizaciones tecnológicas de los BCH se suman las cualidades de aislamiento, no solamente térmico, sino también, acústico y humídico. Se han desarrollado diseños de mampuestos con un mayor porcentaje de huecos, los cuales permiten la puesta en obra con sus orificios en posición vertical, evitando que el mortero escurra dentro de la junta. Se incrementaron notablemente sus valores de resistencia mecánica a la compresión y su uso conjunto con barras de acero les brinda gran resistencia a flexotracción, corte y torsión. El aumento del tamaño de los BCH y la disminución del espesor necesario de las juntas de mortero, permiten reducir los tiempos de ejecución.
Se relevan en el mercado una gran variedad de BCH, tanto en dimensiones como en modelos, posibilitando una importante variedad de cerramientos definidos en los detalles constructivos de los proyectistas y diseñadores de obras de arquitectura.

BCH y termoeficiencia

En promedio, más de la mitad del gasto energético de una vivienda proviene de su climatización. De esta forma, a partir de un buen diseño y el uso de elementos que mejoren la aislación térmica, se podrá reducir considerablemente la demanda de energía, obteniendo espacios sumamente confortables para sus habitantes.

“El 58% del consumo energético medio de una vivienda proviene de su calefacción y refrigeración, lo cual convierte a la aislación térmica en una variable clave de la construcción actual. Un adecuado aislamiento térmico de las envolventes, es decir, muros y techos, permite ahorros de hasta el 40% en la tarifa de gas y electricidad, al disminuir los consumos en calefacción y aire acondicionado. Al momento de construir, la inversión en aislación térmica es sólo de un 2 a 3% mayor. Dicho costo adicional en el presupuesto se amortiza directamente mediante un menor gasto verificado en la compra de equipos de climatización, en ocasiones, severamente sobredimensionados. Es importante tener conciencia no sólo de los aspectos económicos, sino también, de los ambientales, ya que aislar correctamente permite el uso racional y eficiente de recursos energéticos cada vez más escasos y no renovables. La energía más limpia es la que no se consume, y la más económica resulta ser aquella que no se pierde. Aislar bien una casa es hoy una inversión que retorna en ahorro energético, por ende, en dinero y en calidad ambiental…”, sentencian especialistas en el tema.

Para lograr una buena aislación térmica es importante analizar las solicitaciones a las cuales se encuentra sometida cada muro, su asoleamiento y orientación, para luego utilizar el BCH adecuado. Adicionalmente, los morteros y revoques deben ser correctamente ejecutados, con los agregados necesarios y dosificados para garantizar una buena aislación térmica e hidrófuga.
Teniendo en cuenta que la pérdida de calor por transferencia en las envolventes externas representa entre el 60% y el 80% de la pérdida total de calor en un edificio, se debe poner especial foco en la mejora de su rendimiento térmico. Para ello se deberá, además, proponer soluciones que no encarezcan significativamente el proyecto, no retrasen el tiempo de construcción y no sacrifiquen metros construibles.

La necesidad de aislar térmicamente un edificio se encuentra justificada por cuatro razones:

a) Economizar energía, al limitar las pérdidas térmicas en muros y cubiertas.
b) Optimizar el confort térmico, al acotar el diferencial de temperatura de los paramentos interiores de los muros exteriores.
c) Mejorar el contexto ambiental, al decrecer la emisión de contaminantes asociados a la generación de energía.
d) Eliminar los fenómenos de condensación, y con ello, evitar humedades y pérdidas de aislamiento en los cerramientos.
En todas las citadas variables, los BCH tienen mucho que aportar.

“La actual tendencia consiste en desarrollar BCH con mayor capacidad aislante -expresa el Ing. Fernando Rico, presidente de la Cámara Industrial de la Cerámica Roja-. Esto se logra con piezas de mayor espesor y eficientes modificaciones en la composición de la masa para volverla más porosa. Cuanto mayor resulta ser el espesor de los bloques, más cantidad de celdas interiores permite incorporar, generando una mayor resistencia térmica. La utilización de bloques termoeficientes implica una inversión adicional de entre el 12% y el 42% y un retorno de, aproximadamente, un 60% del ahorro en energía destinada a climatización. La incidencia promedio analizada de los BCH en una obra, dependiendo de las particularidades del proyecto, oscila entre un 3 al 5% para los edificios en altura y entre el 8 al 11% en viviendas unifamiliares. Hablamos de inversión en estos valores, ya que el recupero en términos de costo energético brindarán frutos más rápidamente, dado el incremento en las facturas de gas y electricidad. Por todo ello, los BCH conforman un sistema constructivo de gran presencia, no solo en el imaginario de los desarrolladores -invertir en ladrillos-, sino también, en la elección de los profesionales de la industria de la construcción. El desafío de la CICER, junto con sus empresas integrantes, implica brindar más información técnica para fundamentar las muchas y muy buenas propiedades que los BCH pueden sumar en un proyecto de arquitectura”, concluye el Ing. Fernando Rico, presidente de la Cámara Industrial de la Cerámica Roja.

5 diciembre 2018 / by / in ,

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