Matrix | El rol del arquitecto en tiempos de realidad simulada

Matrix | El rol del arquitecto en tiempos de realidad simulada

por Victoria Baeza, arq

 
matrix 2

“Hola, Neo.
Soy El Arquitecto.
Yo creé Matrix.
He estado esperándote”

 
Ya en la primera entrega, cuando Neo, aún John Anderson, está en la sala de interrogatorios, l@s Wachowski presentaron la escena con el enigmático plano de unos monitores. Hasta la secuela no descubrimos que se trataba del punto de vista de El Arquitecto, que no pierde ni un segundo en presentarse como el creador de Matrix. Y, por tanto, como Dios o una cierta idea binaria de Dios, al menos. El Arquitecto le echa en cara a Neo su condición humana, estableciendo desde el principio que él no es un hombre sino un programa informático con complejo de Dios y capacidad para autoreplicarse. Es el diseñador del software, pero al mismo tiempo también es software. Su misma forma de hablar parece subrayar su escasa necesidad de hacerse pasar por un humano, al contrario que el resto de programas que Neo ha conocido en Matrix. El Arquitecto se expresa a través de largas cadenas de razonamiento, conectadas entre sí por marcadores del discurso casi siempre en latín. Así nos advierte de antemano que va a ser algo difícil comprenderle. Al fin y al cabo, nuestro cerebro es simplemente humano.

Provocadora y estimulante, la secuencia de El Arquitecto es la clave para entender la singularidad de una trilogía como ‘Matrix’ que l@s Wachowski implantaron en nuestro imaginario pero también sirve para recrear esa idea de lo divino que solemos tener acerca de nuestra dimensión profesional y que dista mucho de la realidad en la mayoría de los casos.

En tiempos donde las producciones se viralizan rápidamente, donde pareciera que la comunicación y lo virtual ha entrado ya en mutación, y con una perspectiva de más de dos mil millones de personas moviéndose hacia las ciudades en las próximas dos décadas; nuevas estrategias deberíamos estar pensando desde nuestra profesión; sin embargo desde la arquitectura seguimos aún sin responder y dar solución a muchas de las necesidades más básicas de nuestras comunidades.
En este contexto debemos responder a una urbanización que no tiene precedentes donde amenaza la velocidad, la escala y la escasez de recursos. Los retos que se nos presentan son complejos, son multidisciplinarios, son transversales. Nuestro papel como arquitectos se acerca a un cambio histórico y sobre esto no veo un debate constructivo en los espacios de reflexión, en realidad creo que existe una crisis profunda de la formación académica e institucional de adecuación a estos tiempos.
 

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Breaking The siege
Gabinete de Arquitectura / Paraguay
Bienal de Arquitectura de Venecia 2016

 
¿cómo abordar problemas de desigualdad,  comunidades, migración, segregación, desastres naturales, informalidad, sustentabilidad, tráfico, desechos, contaminación, saneamiento, periferias, vivienda y calidad de vida?
Entre tanto se suceden Bienales, Pasarelas, Premios y Encuentros profesionales que no terminan de proponer o no buscan propiciar el marco de reflexión para discutir y acercarnos a estas problemáticas. Lejos están de ser el ámbito para pensar sobre el rol de los arquitectos en esta batalla diaria por mejorar las condiciones de vida de las personas y producir arquitectura para el bien común, sin importar el tamaño del resultado. Por el contrario en muchos de los casos asistimos en estos eventos al montaje de realidades simuladas que distan mucho de la realidad cotidiana y exigida de la matrícula.

¿Vale entonces cuestionarnos los formatos Bienales y exhibiciones y su condición de espectáculo, y pensar en muestras que puedan aprovechar los recursos generados para reencauzarlos y beneficiar a comunidades locales, desafiando su propia vida útil?

Es claro que la voz de los arquitectos ha quedado fuera de las discusiones públicas sobre proyectos urbanos y temas de ciudad, o en temas del gremio como la lucha de los arquitectos jóvenes que buscan establecerse dentro del mercado o la reflexión sobre las condiciones de trabajo en la industria de la construcción. La distancia que existe hoy en términos de vínculos con el colectivo, la sociedad y el territorio es enorme. La Facultad funciona aislada, salvo contadas excepciones, de una realidad que hace necesario cada vez más la intervención de estudiantes, docentes y graduados. No se discute sobre los procesos de desarrollo urbano formales e informales, sobre la profesión; y si existen estos debates, quedan reducidos al espacio del aula o taller, sin trascender los límites de las instituciones. Esto tampoco sucede en bienales y eventos profesionales que parecieran quedar sólo en la provocación de sus lemas más políticos que curatoriales sin lograr traspasar el resultado de una muestra de distintos arquitectos y oficinas como los autores selectos quedando afuera la dimensión colectiva con sus historias y experiencias.
Pareciera que el modelo de los arquitectos estrella y sus íconos está en proceso de transformación y el cambio no viene dado a partir de una reflexión profunda sobre lo inadmisible del mismo sino como un rápido acomodamiento a una sociedad que está declinando, afirmándose así un nuevo patrón que abandona el brillo y ostentación por una obscena sacralización de lo pobre, mostrando un discurso oportunista y simplificado sobre la precariedad y la preocupación social.
 

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Proyecto Nacional Centro de Capacitación Indígena Käpäcläjui
Entre Nos Atelier / Costa Rica
Asociación de Desarrollo Integral de la Reserva Indígena Cabecar del Bajo Chirripó, Instituto Holcim, Municipalidad de Turrialba e Instituto Mixto de Ayuda Social

 
¿Cuál es el mensaje que estamos trasmitiendo?

Está claro que hoy nos urge dar respuesta, por eso la reflexión debería darse con acciones directas y concretas generando espacios para la construcción de diálogos sobre la producción de arquitectura y el hacer ciudad, la identidad y el género en la profesión; el rol del arquitect@ y las repercusiones de la disciplina sobre la sociedad. Creo que tenemos que dar a conocer casos que ejemplifiquen la arquitectura que hizo, hace y hará la diferencia llevando adelante esas batallas y moviendo aquellas fronteras. Descubrir las herramientas de diseño necesarias para privilegiar el beneficio colectivo sobre la ganancia individual.
Me interesa rescatar los casos de talleres y equipos que no leen como restricción la escasez de medios, sino que por el contrario tienen la libertad de imaginar para aprovechar y darle potencia a los recursos disponibles, con diseños que subvierten el status quo, que a cambio de rendirse a las limitaciones descubren como optimizarlas, desarrollando estrategias proyectuales y creando calidad en sus espacios. Arquitecturas que no son extrañas para quien las habita, y se convierten en una realidad concreta como parte de un entramado de acciones y acontecimientos que le hacen posible el estar ahí, proponiendo procesos de participación comunitaria y propiciando la activación de dinámicas sociales en el espacio público; asistiendo y estimulando la autogestión de diferentes iniciativas, interpretando las necesidades y aprovechando los recursos locales, creando sentido a través del compromiso con el medioambiente y con la comunidad. Espacios y colectivos que aúnan esfuerzos y que producen investigación, reflexión y acción en red y de manera multidisciplinar en relación a diferentes territorios, ciudades y comunidades. Son proyectos que accionan como motores, creando conciencia, con la libertad necesaria para escapar de una arquitectura simulada y observar la realidad.
 
 

19 marzo 2018 / by / in

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